jueves, octubre 28, 2010

Perversiones (II)

Que muslos tan tersos y firmes, era lo único que podía procesar a medida que cada centímetro de la palma de mi mano se acercaba mas a la entrepierna de ella. Fue entonces cuando la mirada fugaz de ella se encontró con la mía; ninguna palabra se simulaba en el aire y nuestras pupilas hacían el amor, se abrían y se cerraban y luego se morían en vértices de oscuridad junto con las pequeñas velas que antes engalanaban una pequeña mesa.

¿Y ahora?, me detuve a preguntar por un segundo antes de seguir. ¿Debería reprimir mis sentimientos carnales por ella y esperar que un veredero sentimiento que fuese compartido; me diese la posibilidad y el aval para continuar con aquella proesa que se surtía entre las blancas sabanas del hotel?. La respuesta llego lo mas rápido de lo esperado; mi musa, la mujer de mis sueños mas perversos tomo mi mano y la empujo mas adentro; cientos de olores y sabores llegaron a mi mente con el solo hecho de sentir como mi mano se fundía en perfecta amalgama con las secreciones ahora bajaban, finamente desde su sexo hasta la parte mas próxima de su rodilla.

Una espantosa sed, inundo mi cuerpo al tiempo en que nuestras vestiduras caían al suelo. Necesitaba con ansias locas beber el elixir de su boca; sentir su lengua recorrer en mi boca. No pasaron mayores instantes antes de que esa idea se convirtiera en practica; mecánicamente agarre su cabeza y la acerque a la mía; sentía como su respiración se entrecortaba con la mía. Tras beber de aquel oasis mi mente se vio inflamada, junto con otros lugares a los cuales ella ya empezaba a dirigir algo mas que su mirada...

Att: Lunther.

1 comentario:

  1. Lo de las pupilas que hacían el amor me recordó fugazmente el Capítulo 7 de Rayuela: "Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio", es curioso para vos las pupilas jugaban a ser bocas, para Cortázar las bocas jugaban a ser ojos...

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